OCHO MIL SANCIONES
DE TRÁFICO MENOS
EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS
El descenso del número de sanciones de tráfico a causa de este delito vial no refleja la realidad de una infracción grave, cuyo control ha bajado la guardia.
Del 1 de enero al 11 de diciembre del año pasado se emitieron en España 27.506 sanciones de tráfico por circular manejando un vehículo sin estar en posesión del correspondiente permiso de conducir. O sea: a lo pirata, a lo Pancho Villa, a lo allá voy yo porque me lo merezco. La cifra, aunque asombrosa, no es de récord. El récord está en 2013, cuando las sanciones por lo mismo alcanzaron la cantidad de 35.497. ¿Revelan estos datos una tendencia a la baja en la fea, a la par que peligrosa, actitud de conducir sin carnet? Pues no. Revelan cosas peores en nuestras carreteras.
Si recortas en agentes y en medios, recortas en controles, en seguridad y en contención a la hora de pasarse por el forro el cumplimiento de la ley.
Entre las sanciones de tráfico consideradas como delitos viales, la conducción fuera de la ley ocupa el segundo lugar en importancia (31,7 % del total de las condenas). El primer puesto de tan oscuro ranking lo ostenta el grupo de automovilistas pillados in fraganti al volante, ya sea con una tasa de alcohol digna del vino que tiene Asunción no es blanco ni es tinto ni tiene color, o por el hecho de haber consumido sustancias psicotrópicas, vulgarmente conocidas como drogas. O por ambas cosas a un tiempo: el A mí me gusta el pin, piribín, pin, pin, de la bota empinar, parabán, pan, pán (tasa de alcohol desmedida) y, además, por si fuera poco, el ir hasta las cejas de psicotrópicos. Lo que viene siendo una bomba con patas. O con ruedas. El ‘alegre’ colectivo de personas con el pie en el acelerador y la mente nublada por las copas, las drogas o los dos anuladores de la consciencia a un tiempo, se lleva el 65,5 % de las condenas.
A pesar de lucir la medalla de plata en el podio de los delitos viales, el índice de sanciones de tráfico por el manejo de vehículos a motor, gas, electricidad, híbridos, etc. sin tener la licencia para ello, ha bajado en un 15 % en los últimos cinco años. En torno a ocho mil sanciones menos. Sin embargo, todo lo demás sube: los índices de siniestralidad, la movilidad vial en cuanto al número de desplazamientos (un 14,5 % más que hace cuatro años)… ¿Nos estamos volviendo los españoles más responsables, educados y dispuestos a tener en orden legal nuestra condición de conductores? Pues ya digo: no.
¿Cómo reducir el número de sanciones de tráfico?
¿Qué sucede entonces? Algo muy fácil: que han descendido los controles y, por tanto, las sanciones de tráfico. El ministerio del Interior ha ido recortando a lo somardón la dotación de agentes de Tráfico de la Guardia Civil. En 2011 había 9.673 efectivos. En 2017, 8.852. La reacción normal al incremento de accidentes, de víctimas y de movilidad, sería el refuerzo de agentes, de medios y de controles. Pero la política del gobierno que nos gobierna y administra (con más o menos acierto. Yo creo que con escaso) está siendo la contraria: tijeretazo y tente tieso.
Recortar se convierte, siempre, en esa maldita pescadilla que se muerde la cola. Si recortas en agentes y en medios, recortas en controles, en seguridad y en contención a la hora de pasarse por el forro el cumplimiento de la ley. Cuando recortas en controles, en seguridad y en contención, recortas en sanciones. Si recortas en sanciones de tráfico, recortas en dinerito fresco para tener agentes y medios. Es algo de pre escolar de Economía y Finanzas. De ahí que me reafirme en el convencimiento de que éste gobierno no gobierna ni administra con una cierta inteligencia y previsión. Quita de aquí, desvía de allá, dilapida por doquier y, al final, la pescadilla se come a sí misma. Por la cola, pero se autodevora. Y, en el ínterin hay algunos que ganan y muchísimos más que salen perdiendo. Esto es la jungla.
Si la estadística no se basara únicamente en el número de sanciones de tráfico, sino en la cantidad que personas que se arriesgan a coger el volante o el manillar sin permiso de conducción en regla, observaríamos que no hay descenso en la cantidad de piratas que campan por ahí. Simplemente, se trata de que no se les echa el guante.
•Ángel Pérez
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